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El proceso de petición ha terminado.
La petición está dirigida a: Gobierno de La Rioja
Necesitamos firmas para demostrar que los docentes NO QUEREMOS GAUSS
Razones.
¡Déjennos trabajar!
No a Gauss: no a la burocratización de la educación
Los docentes riojanos, al igual que los del resto de España, nos vemos expuestos a vaivenes educativos según el partido político en el Gobierno. El último es la conocida Ley Celaá (LOMLOE) con sus nuevos paradigmas respecto a la enseñanza, evaluación y calificación.
Añadido a lo anterior, en La Rioja sufrimos el intento de aplicar un sistema informático (Gauss) que pretende formalizar todo el proceso educativo sin dejar margen a la flexibilidad y diversidad de cada clase. Sumergidos en un intento de control total del proceso de enseñanza se olvidan desde la Consejería de que no es posible planificarlo todo, que no se puede evaluar, mucho menos calificar, mediante fórmulas imposibles con proyectos y tareas que no sabemos de antemano si se podrán -o no- realizar, ni tan siquiera si serán las más adecuadas... La programación es un marco, pero en ningún caso es el guion obligatorio e irrenunciable del curso. Pensar en términos de esa rigidez supone renunciar a todos los principales principios pedagógicos que la propia ley promulga.
El camino que ha tomado la Consejería nos lleva a perder incontables horas para aprender a usar el programa, en trasladar la programación al formato requerido... Por no hablar del tiempo que supone intentar realizar el más mínimo cambio ¿Saben lo mejor? Este tiempo no vale para nada, es un papeleo que nadie leerá nunca y que no mejora en nada la educación de nuestros hijos. Creemos que estamos ante una tarea administrativa burocrática que debe realizar el propio personal de la administración. De lo contrario, se obliga al profesor a dedicarse a meter datos en un ordenador dejando de lado el preparar clases, investigar, corregir, etc. Además, dado lo tedioso de modificar algún parámetro o asunto de la programación, se fomenta el inmovilismo, la no adaptación del profesor a sus alumnos. Justo el punto contrario que busca la Ley.
Concebimos que el proceso de enseñanza se construye desde la relación alumno-profesor. Dibujar un contorno exacto de ese par es imposible, pues siguiendo el propio espíritu de la Ley ese contorno es flexible y variable en cada clase, en cada momento, en las distintas inercias y tendencias de cada grupo.
Tratar de fiscalizar hasta límites insospechados esa relación es matar el proceso mismo. El docente debe tener criterios, una programación clara y pública, pero debe tener flexibilidad para adaptarse. Su labor y éxito como profesor parte de esa adaptación constante -siempre justificada-. El buen profesor no es el que rellena y sigue el guion, es el que sabe interpretar a su grupo y adaptar cada contenido, cada clase, a las distintas necesidades, bien individuales bien generales (grupales).
El proceso de enseñanza-aprendizaje es la piedra maestra de nuestra sociedad. Tratar de dar cuenta de cada paso en él es inabarcable, tratar de planificar todos los pasos es imposible. Sabemos que el principio de adaptación es guía vital desde Darwin. Hemos de adaptarnos. Adaptación es lo contrario a permanencia absoluta, más bien se trata de fluir.
Gauss pretende convertir a nuestros docentes en robots que aplican criterios objetivos previamente prefijados en un ejercicio de suposiciones tan gratuito como inane. Enseñar es una labor ardua que cambia cada día, no perdamos en tiempo en cuestiones ajenas a la misma. El papel lo soporta todo, la educación no.
No a la burocracia, sí a la docencia.
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Cambios en la petición
el 11/11/22